- I Señor de Hortaleza
- I Marqués de la Puebla de Ovando
- V Marqués de Loriana
Don Francisco Velázquez Dávila Guzmán Messía nació en Madrid el 5 de noviembre de 1580,. Además de Mayordomo del Rey, fue nombrado Caballero de honor de la Orden de Calatrava, Comendador de la Orden de Encomienda de Casas de Toledo, miembro del Consejo del Reino y de la Contaduría mayor de la Real Hacienda. Presidente del Consejo de Hacienda, consejero de Estado y superintendente del gobierno en Lisboa.
Los Guzman procedían de una rama menor de la dinastía del Duque de Medina Sidonia, sus ingresos procedentes de sus posesiones en Andalucía, se calculaban en unos 60.000 ducados. Sus padres Diego Velázquez Dávila y Leonor de Guzmán y Zúñiga; era nieto, por tanto, del primer duque de Olivares y primo de Gaspar de Guzmán (conde-duque de Olivares). Realizó estudios en el Colegio Mayor de Cuenca, de Salamanca. Fue bautizado el 5 de noviembre de 1580.
Diego Davila Guzman Se inició en la política de la mano de su primo el Conde Duque de Olivares, quien ante la mala situación que atravesaba el Consejo de Hacienda, con falta de control en la recaudación y sobre todo en los gastos, decidió remodelarlo a principios de 1626, e incorporar en él Francisco Dávila, del que esperaba una buena gestión dentro de su proyecto regeneracionista.
A finales de 1634, el marqués de Loriana había perdido la confianza de su primo y su relevo al frente del Consejo sólo era cuestión de días. La ocasión para el cambio se presentó a raíz del nombramiento como virreina de Portugal de la princesa Margarita de Saboya (duquesa viuda de Mantua y nieta de Felipe II).
Francisco Dávila fue nombrado superintendente y asesor personal de la princesa; de esta forma, Olivares pretendía tener una persona de su equipo cerca de Margarita, pero también alejar a Dávila del Consejo de Hacienda.
En 1635, éste solicitó su regreso a Madrid, a consecuencia de las diferencias con los ministros portugueses y los constantes enfrentamientos con la virreina.
Francisco Davila llegó a imaginar que podía desempeñar un papel principal en la política portuguesa, similar al que Olivares desempeñaba en España, sin embargo el panorama político portugués le había hecho ver como aquel sueño se alejaba cada vez más de la realidad. Su solicitud de cese no fue atendida.
La situación se complicó al producirse el motín de Évora (1637), que fue sofocado con relativa facilidad, al no participar la nobleza portuguesa. Por su parte, Olivares se tranquilizó al conocer que no había sido motivado por el hambre, y sí por la defensa de las leyes y libertades, idea que resumía en la célebre frase: “No es por el huevo, sino por el fuero”, cuando explicaba a sus consejeros la causa del motín.
Finalmente, un grupo de separatistas tomó el Palacio Real de Lisboa (1 de diciembre de 1640) e incitó a los portugueses a la rebelión; alguno de los ministros fue asesinado, a la princesa Margarita se la internó en un convento, y Francisco Dávila fue encarcelado y al duque de Braganza se le proclamó rey de Portugal con el nombre de Juan IV. Tres años después, el marqués de Loriana recuperó la libertad por canje y regresó a Madrid, donde fue nombrado consejero de Estado. Falleció en el 4 de Agosto de 1647.
Francisco Dávila se casó en 1625 con Francisca de Ulloa y Zúñiga, condesa de Castellar, de la que tuvo dos hijas: Leonor, que heredó los títulos de marquesa de Loriana, de la Puebla de San Bartolomé, y el señorío de Hortaleza (Madrid), e Inés, que recibió como parte de la dote la encomienda de las casas de Córdoba, de la Orden de Calatrava.
Murió en 1647.
Fuentes: Miguel Ángel Rengel Manzanas