Los movimientos que desembocaron en «La Gloriosa» ya se venían produciendo algunos meses atrás. Así en el Boletín Oficial del día 2 de septiembre de 1868 se insertó una Real Orden mediante la cual se ordenaba a todos los alcaldes que recogieran todas las armas de fuego y blancas y que quedaran en su poder. En Hortaleza D. Jose Morales que era el alcalde mandó poner un bando dando un plazo de tres días a la población para que cumpliera con el mismo.

A mediados de Septiembre tuvo lugar la revolución que culminaría con el exilio de Isabel II y la llegada del General Serrano a la Jefatura del Estado. Desde el Gobierno se dio la orden de destituir a los alcaldes de todos los municipios y se nombraron Comisiones Provisionales hasta que, mediante nuevos sufragios,  se hicieran los nombramientos definitivos.

Siguiendo con las instrucciones del Gobierno de la Nación, en Hortaleza, se acordó nombrar una Comisión Provisional al frente del Ayuntamiento, compuesta por: Simon del Coro, como Alcalde; Pedro Marqués, como Teniente de Alcalde; y a los regidores siguientes: Francisco Morales, Fructuoso Gutierrez, Eugenio Aragoneses y a Zacarías Santos.

En  el mes de enero de 1869 se procedió a la destitución de la  Comisión Provisional y a la proclamación de los regidores siguientes: Pedro Marqués y Mendoza, Antonio Barceló, Manuel de la Vega, Gervasio Gutiérrez, Cristino Gutierrez, Pedro Rodríguez y Zacarías Santos. Tomaron posesión de sus destinos el 28 de Enero de 1869 y a continuación, procedieron a la elección del nuevo alcalde que recayó, como era de esperar,  en la persona de D. Pedro Marqués y Mendoza

A los Ayuntamientos se les cambió su denominación, pasaron a llamarse Ayuntamientos Populares, aunque realmente el cambio era poco substancial en relación a los ayuntamientos anteriores. El nombramiento de los regidores seguía siendo función de la Diputación Provincial y la elección de alcalde se producía por votación entre los elegidos, que  con toda probabilidad, nombraban a quien era el candidato del Gobernador Provincial.

El Ayuntamiento entró en una fase de desconcierto. Los concejales dejaron de asistir a las sesiones que se les convocaban. Fueron continuas las anulaciones de las convocatorias y la gestión del Ayuntamiento era prácticamente nula.  A partir del mes de agosto de 1869 , ni siquiera el Alcalde firmaba las actas, que se extendían con la única firma del secretario, en las que solo se dejaba constancia de asuntos menores. La situación del Ayuntamiento no distaba mucho de lo que ocurría a nivel general. El ambiente reinante influyó hasta al maestro D. Florentino que hubo de ser cesado en 1870 de su cargo, debido al abandono de los niños de la escuela por su permanente estancia en Madrid por razones relacionadas con la política.

A principios de 1871, en las primeras elecciones que se realizaron por sufragio universal masculino, fue nombrado alcalde D. Zacarías Santos. El resultado, a nivel nacional, arrojó el hundimiento de los moderados y la victoria de la coalición revolucionaria.

Así el día 1 de Febrero de 1872 fue nombrado alcalde D. Manuel Ruiz de Arenas. Junto a él componían el Ayuntamiento los señores: Simón del Coro, Bonifacio Marqués, Cipriano Rodriguez, Pedro Rodriguez, Miguel García, y Nicasio José. Tal era la situación económica de Hortaleza que una de las primeras decisiones que tomó el nuevo alcalde fue la suspensión de todos los pagos pendientes del Ayuntamiento, hasta que no hubiera fondos sobrantes en las arcas municipales, en cuyo caso, se pagaría a prorrata a todos los acreedores.

El nivel de agitación de la sociedad era preocupante. La estabilidad se veía comprometida por momentos por lo que el Ayuntamiento acordó  pedir cien armas de fuego al Gobernador con las municiones correspondientes, por si la situación empeoraba. También se pidió al  Ministro de Gracia la destitución del cura D. Gregorio García Huerta.

En el mes de  Mayo de 1872 el Alcalde D. Manuel Ruiz Arenas fue propuesto como Diputado Provincial. Este nombramiento era incompatible con el cargo de alcalde, por lo que decidió abandonar sus funciones al frente del Ayuntamiento de Hortaleza. En aplicación de la Ley Municipal fue nombrado nuevo alcalde Bonifacio Marqués.

También hubo cambio al frente de la secretaría municipal. En el mes de Junio se destituyó al secretario D. Antonio Rubio González, que llevaba casi veinte años en el cargo y se nombró secretario interino a Juan San Martín, que era vecino de Barajas y secretario de Canillas.

Por alguna razón que desconozco el Sr. Ruiz Arenas no consiguió su acta de diputado y decidió volver a Hortaleza. Así, el día 19 de octubre de 1872, la Diputación Provincial ordenó, al alcalde Bonifacio Marqués, reponer en su  cargo de concejal, a Manuel Ruiz Arenas. No solo se repuso al Sr. Arenas como concejal sino que, también, fue repuesto como alcalde, recomponiendo el Ayuntamiento tal como estaba el día 1 de Febrero de 1872.

Proclamación de la I Republica.

Con el nombramiento, en 1873, de Amadeo de Saboya, como Rey de España, se pretendía mantener a la corona al frente de la Jefatura del Estado, con la condición de aceptara las remodelaciones constitucionales que se habían diseñado en 1869. El Rey no tardó en encontrarse incómodo en un país extranjero y abdicó del trono ante los problemas de la permanente inestabilidad del país.

El 11 de febrero 1873 se proclamó la I República. Al frente del gobierno republicano se sucedieron los cambios de tal manera que en once meses hubo cuatro presidentes de Gobierno.

En Hortaleza la renovación de los cargos municipales tuvo lugar el día 24 de agosto de 1873. Fue ratificado Manuel Ruiz Arenas al frente del Ayuntamiento.   

En el mes de Enero de 1874 se produjo el golpe de estado del General Pavía, por el que se disolvió el Congreso y se dió paso al Gobierno autoritario del General Serrano.  Volvieron a soplar aires monárquicos y se proclamó la restauración de la monarquía de la mano de Alfonso XII, hijo de Isabel II.

Agotado el periodo republicano se procedió a la sustitución de los alcaldes. El  9 de Julio de 1874 el Gobernador Civil envió un oficio nombrando una nueva Corporación. El oficio iba dirigido a D. Pedro Marqués y Mendoza cuyo texto se reproduce a continuación:

“En uso de las facultades que me están conferidas por el Poder Ejecutivo de la República y de conformidad con el Decreto del Excelentísimo Señor Ministro de la Gobernación de fecha 5 de Febrero último he creído conveniente destituir al actual Ayuntamiento de esa villa nombrando a Vd. Alcalde de la misma y concejales a los señores que al margen se expresan, debiendo tomar posesión de sus respectivos cargos a la mayor brevedad posible, dando cuenta a este Gobierno de haberlo verificado.

Dios guarde a Vd. Muchos años Madrid 9 de Julio de 1874”.

 Firmado por J. Moreno Benítez.

Escrito enviado el 9 de julio de 1874 por el Gobernador Civil

Los concejales que al margen se expresaron fueron: Mateo de Castro, Valentín de Castro, Zacarías de Santos, Eugenio Aragoneses, Antonio Martín y Cesáreo Molpeceres.

Problemas en la toma de posesión y entrega de cuentas

A pesar de que desde el Gobierno se pedía la toma de posesión de los nuevos cargos a la mayor brevedad posible, el caso es que la toma de posesión se fue demorando, sin razones aparentes. La corporación que debía cesar, no sólo no procedía a lo ordenado por el Gobernador Civil, sino que se mantenían en el cargo como si nada hubiera ocurrido.

Así, en el  mes de Octubre de 1874, antes de que se produjera el relevo, tuvo lugar una nueva renuncia de D. Manuel Ruiz Arenas, al frente del Ayuntamiento. En esta ocasión Manuel Ruiz Arenas había sido nombrado para un cargo en la Audiencia Provincial. La Corporación admitió su renuncia y se nombró alcalde a D. Eustaquio Núñez, hasta la constitución del nuevo Ayuntamiento. La toma de posesión de los nuevos concejales no tuvo lugar hasta hasta el 13 de diciembre de 1874.

Pronto se verían las razones del retraso en la toma de posesión de los nuevos nombramientos. En el acto de la toma de posesión de la nueva Corporación, el alcalde saliente, D. Eustaquio Nuñez manifestó que el Secretario, D. Juan San Martín, que se encontraba presente en el acto, había presentado su dimisión, y que le había sido aceptada por el Ayuntamiento saliente, aunque no había sido recogida en ningún acta, y por tanto, no podía ejercer como secretario en ese acto.

No obstante, al no estar oficializada la dimisión del Sr. San Juan, éste fue requerido por el nuevo Ayuntamiento para que firmara el acta correspondiente a la toma de posesión, petición que fue rechazada por el Sr. San Juan, lo que venía a confirmar las sospechas respecto al comportamiento de la Corporación saliente. Tanto el comportamiento del Sr. Núñez, como la actitud del secretario obedecían a una maniobra orquestada para impedir su relevo.

La cuestión del secretario se resolvió con la habilitación de  D. Ramón García, vecino de Chamartín, que accidentalmente se encontraba en Hortaleza, para que actuara de secretario en el acto. 

Al no figurar la dimisión del secretario en ningún acta aprobada por el ayuntamiento se procedió a separarle de dicho cargo hasta tanto no se hiciera efectiva su dimisión. Mientras tanto, se nombró secretario interino a D. Antonio Rubio, vecino de la localidad, que ya había sido secretario municipal en los años anteriores.

Al margen de la maniobra del Sr. Nuñez y del secretario municipal, la salida del Ayuntamiento estuvo rodeada de una conflictividad inesperada. El Sr. Nuñez se llevó consigo toda la documentación municipal, lo que ocasionó un grave problema de gestión para los concejales entrantes.

El nuevo alcalde, Pedro Marqués y Mendoza, reunió al Ayuntamiento el día 31 de enero de 1.875 para comunicarles que se había dirigido en dos ocasiones a Eustaquio Núñez para requerirle que presentara las cuentas del Ayuntamiento correspondientes a los años 1871 a 1874, sin que hubiera recibido contestación alguna, lo que ponía en conocimiento de la Corporación para que acordara lo que creyera oportuno.

Una vez enterados acordaron por unanimidad lo siguiente:

1) Dirigirse al Depositario de los fondos del ayuntamiento, para que en el plazo de 3 dias, presente las cuentas con el estado de los fondos.

2) En el caso de que no lleve a cabo la entrega de las cuentas, se abra expediente, en base a lo acordado en la presente reunión, con el certificado del secretario.

3) Comunicarlo a Gobernador Civil de la provincia para que por los medios que estén a su alcance se obligue a los responsables a la rendición de cuentas.

4) Y que, a pesar de todo, se obligue al Depositario de fondos a rendir las cuentas municipales y a entregar los fondos que obren en su poder, o manifieste lo que sepa sobre el particular.

Transcurrió el plazo que se le había otorgado al  Sr. Núñez para que depositara los documentos solicitados sin tener ninguna noticia, enviaron la comunicación al Gobernador Civil para que se le obligara a efectuar la entrega de los fondos, o que, informara de cuanto fuese preciso. 

En vista de que la situación no tenía visos de resolverse, el  11 de Abril, a abrir expediente contra los alcaldes y depositarios de las cuentas municipales de los años anteriores.

La resistencia al cambio no se limitaba a retener la información del Ayuntamiento, sino que iba más allá, incluso se intentó involucrar a personas  afines al nuevo Ayuntamiento, falsificando documentación municipal.

Este es el caso ocurrido con Nicasio José que había sido el depositario de fondos municipales con anterioridad a la proclamación de la I República.

Nicasio José tuvo conocimiento de que su firma aparecía en un documento sin que él tuviera ninguna relación con el mismo. Ante la posibilidad de que de la falsificación se derivara alguna responsabilidad se dirigió al alcalde solicitando una copia del documento que era el acta del remate de los artículos de consumo, celebrado el día 30 Junio, donde aparecía la mencionada firma.

El Ayuntamiento examinó la mencionada documentación, así como la rúbrica con la que el mencionado señor acostumbraba a hacerlo, resultando que, a juicio de la Corporación,  la del acta no había sido  firmada por él y  sí, probablemente, por quién había hecho el escrito. Se acordó que, junto con el certificado del propio Ayuntamiento, emitido a petición del interesado,  se remitiera escrito al Juzgado de Primera Instancia para que de oficio procediera criminalmente contra D. Juan San Martín, que era el Secretario municipal al tiempo de extenderse el documento y, a juicio de la  Corporación,  el autor de la falsificación.

Por fin la Diputación Provincial dictó las normas que se deberían seguir para exigir, a los que fueron responsables del Ayuntamiento, para que rindieran las cuentas que se hallaban en descubierto, en concreto las correspondientes desde el 1 de Febrero de 1872 a 13 de Diciembre de 1874.  Del contenido de la circular se les dió traslado a los señores Manuel Ruiz Arenas, y Eustaquio Núñez, invitándoles a que manifestaran lo que consideraran oportuno y se les concedió un plazo de 15 días para que contestaran, advirtiendoles que en caso de incumplimiento se establecería una sanción.

A pesar de requerimiento la documentación requerida continuaba sin entregarse en el Ayuntamiento. Esta actitud ya no era una cuestión personal, derivada de la desaprobación de su sustitución sino que obedecía, a todas luces, a una maniobra política  orquestada y consentida por el nuevo Gobernador Civil de la provincia.

El Gobernador no sólo no puso en marcha los instrumentos para obligar a los encausados a la entrega de la documentación, sino que desestimó la instrucción del expediente abierto por el ayuntamiento. Con la actitud de complicidad del Gobernador Civil no sólo se daba carpetazo a una cuestión que había resultado problemática para la gestión municipal, sino que dejaba intuir cúal sería el futuro de la corporación municipal.

Así, el día 22 de Abril 1876, el alcalde de Hortaleza recibió un oficio del Gobernador Civil notificando que el ayuntamiento de Hortaleza quedaba constituido con las siguientes personas: Alcalde,  Pedro Rodríguez; Teniente de Alcalde: Eustaquio Núñez; Concejales: Marcos Molpeceres, Manuel Bello, Manuel de la Vega y Juan Martín. Tomaron posesión de sus cargos el día trece de Mayo del mismo año.

Pocos meses más tarde, concretamente el  día 7 de Enero de 1.877, Eustaquio Núñez volvía a ser nombrado alcalde del Ayuntamiento de Hortaleza. También se procedió a nombrar regidor síndico a Manuel Bello, regidor interventor a Manuel de la Vega.

También fue sustituido el secretario nombrando, nuevamente, a Juan San Martin. Al frente del Gobierno Civil de Madrid se encontraba D. José Elduayen, Marqués del Pazo de la Merced.

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