fuentes y Arroyos

ARROYOS Y FUENTES  DE HORTALEZA

Hortaleza nunca ha sido una zona rica en agua. Sin embargo, su término municipal se encuentra entre  dos arroyos,  El arroyo del Quinto y El arroyo de Valdebebas que, en sus momentos de auge, fueron un aporte continuo de agua al Río Jarama. Aunque estos arroyos eran los  más importantes, no hay que descartar otros de  menor significación como el arroyo de Valdefuentes, el arroyo de las Zorreras, el arroyo Juanes, el arroyo del Charco Pescador,  que colaboraban con los anteriores en la tarea de suministrar agua al mencionado Jarama. Alguno de éstos se secaba en verano convirtiéndose en una modesta  reguera.

También existían, repartidas por ciertos lugares del término municipal, unas charcas que mantenían el agua embalsada durante todo el año y que  contribuían a establecer algunos humedales, en los que se criaban aves acuáticas.  El charcón, La laguna y la Charca Juana, son algunos ejemplos significativos de lo que comentamos.

Manantiales

Aunque no muy numerosos, también existían algunos manantiales, como  la Fuente de la Teja,   Los Cenagales,  las Fuentecillas, que, a pesar de poco  caudal, solían conservar  su chorrillo de agua en la época estival, incluso, el agua manada de alguno de ellos se utilizaba  para regar los huertos de sus aledaños.

La Fuente de la Teja era un manantial situado en la ladera Sur del Monte de la Moraleja. Su poca distancia del Arroyo Valdebebas permitía que la reguera de agua sobrante discurriera lentamente hasta verter en el mencionado arroyo.

En los Cenagales existía otro manantial. La finca tenía una casa grande de campo y un frondoso pinar enclavado entre la casa y el manantial. A la finca  se llegaba por  la cañada de los Toros o Camino de los Cenagales. La casa  estaba ubicada al borde del camino, en la zona más alta del terreno y, servía de abrigo para el ganado. A partir de mitad del siglo pasado su estado era ruinoso.  Una vez desaparecida la edificación el lugar se encuentra dentro del nuevo desarrollo urbanístico de Valdebebas, que dará cobijo a la Ciudad de la Justicia de la Comunidad de Madrid y a un parque cuyas dimensiones serán muy superiores a las del Retiro madrileño.

El pinar era uno de los dos pinares existentes en el término municipal de Hortaleza y contaba con media centena de árboles con una altura media superior a los 10 metros. Es de esperar que, con la reforma urbanística de la zona, no se pierdan los magníficos ejemplares, sino que sean aprovechados para desarrollar en su alrededor elementos naturales que los protejan y los realcen. 

El agua de la mina se almacenaba en un estanque de unos veinticinco metros cuadrados, que se construyó para aprovechar las aguas sobrantes.

Las Fuentecillas era otro de los manantiales existentes en el término. Estaba situado en el camino a Canillejas, a la derecha del camino, antes de llegar a la huerta de los Frailes. Durante la Republica se construyó el pilón con el doble objetivo de mejorar el aprovechamiento de sus aguas y  dar ocupación al paro obrero existente en la época. 

Dentro del  pueblo existían muy pocos manantiales, uno de ellos era  “el Pilón”, que se encontraba en la plaza de la Fuente, al que acudían  a abrevar la escasa cabaña ganadera del pueblo.

Era frecuente observar, especialmente a primeras horas de la mañana o a la caída de la tarde, a los rebaños de ovejas o a las yuntas de mulas y de bueyes,   desfilar  hasta “el Pilón”. Como una rutina protocolaria, los  animales se iban acercando a calmar  su sed hasta el pilón. Las ovejas, en pequeña carrera, acompasadas por el tintineo de sus campanillas. Las yuntas,  despojadas  de sus aparejos y debidamente  sujetadas de las  bridas de cuerda  por los chavalillos del pueblo. Y las vacas lecheras, con su cansino caminar, aparentando  pocas prisas por llegar, pero reclamando luego largas estancias sobre las verdes madejas de algas que se  formaban, principalmente  durante todo el verano. 

El agua del Pilón procedía de  una mina  que fluía  en las proximidades del cuartel de la Guardia Civil, en el terraplén que se excavó para construir el edificio de  la Humanitaria. El agua que manaba, era agua “gorda”[1]. Era el agua preferida para algunas familias del pueblo que la consumían a diario, no solo para cocinar o la limpieza  domesticas, sino para el propio consumo.    


[1] La que tiene en disolución gran cantidad de sales, principalmente yeso