Por apertura de cañadas se entendía el trabajo de restituirlas a la anchura determinada. Esta tarea tenía que repetirse cada cierto tiempo. Los labradores, unos por negligencia, otros, por aprovechar al máximo las tierras de labor y, la mayoría, por ese afán de aprovecharse de lo que no es de nadie, se iban “comiendo” las cañadas cada vez que araban sus tierras, lo que obligaba, cada tres o cuatro años, al Ayuntamiento, a revisar la situación de las mismas para restablecer sus dimensiones y adecuarlas a la normativa vigente.
Una de estas aperturas se llevó a cabo en el mes de Noviembre de 1860. La revisión consistió en “abrir” las cañadas con una anchura de diecisiete varas[1].
Los caminos afectados fueron los más importantes del término. Se comenzó por el al camino titulado de los Cenagales, también denominado de las Carretas, incluido el tramo de bajada hasta el Arroyo de Valdebebas. Desde allí, continuando por el camino de San Benito, se revisó el camino hasta llegar a la Casa de la Buenas Vistas o Montes de la Moraleja, continuando hasta el límite con Alcobendas. Desde allí se dió la vuelta siguiendo la raya del Monte hasta llegar al camino de Alcobendas. Desde allí se cogió el camino que llevaba a la Dehesa, se continuó por el Camino de la Cuerda, hasta llegar al Prado del Alcalde y desde allí, subir al cerro del Bosque.
La apertura tuvo que ser repetida un par de años más tarde, concretamente en mayo de 1862. José Morales, que era el teniente de Alcalde, en ausencia del alcalde Pedro López, acompañado de los representantes de los ganaderos y Agricultores, así como, del alguacil y los peritos, realizaron la renovación de una parte de las Cañadas.
En esta ocasión partieron de la entrada de la Dehesa, recorrieron el camino en dirección a la Cruz de los Evangelios, Prado del Alcalde, hasta el Cerro del Bosque, en el sitio titulado de la Quintinela, donde partían raya las villas de Chamartín y Canillas, hasta el camino titulado de Herradura de Madrid. En vista de que la apertura de los caminos no era respetada por los agricultores, se decidió ampliar su apertura hasta las dieciocho varas.
Después de la revisión sobre el propio terreno, era necesario someterlo al trámite de juicio contradictorio durante el plazo de diez días por si existían alegaciones de los interesados, para lo cual se promulgó el siguiente bando:
D. José Morales Teniente de Alcalde Regente de la jurisdicción de esta villa y como tal Presidente del Ayuntamiento.
Por el presente Hago saber a todos los vecinos y hacendados forasteros de este término que habiéndose abiertos en mil ochocientos sesenta las Cañadas del Camino de los Cenagales, antigua de las Carretas y la del Camino titulada de Alcobendas que atraviesa la Dehesa del Retamal por la Cruz de los evangelios, Prados del Alcalde hasta llegar al Cerro del Bosque, raya con Chamartín y, renovada en este trozo en este año como las del Camino que sale de Herradura de esta villa hasta el sitio titulado la Quintinela he dispuesto queda abierta al juicio contradictorio por el término de diez días para que se hagan las reclamaciones por el que se crea agraviado.
Hortaleza 21 de Mayo de 1862
Cómo el problema era recurrente, en el 1876, el alcalde D. Pedro Marqués y Mendoza manifestó a la corporación la necesidad de volver a abrir las cañadas, pues muchas de las fincas colindantes se habían metido dentro de sus medidas.
Para su apertura, en esta ocasión, se nombró una Junta Deslindadora para que verificara su trabajo.
La Junta estuvo compuesta por el alcalde, Pedro Marqués, Mateo de Castro, como Regidor Jurídico, José Rodríguez, como ganadero, Pedro Rodríguez, como labrador y José Morales como práctico del terreno. Una vez designados los componentes de la Junta , el Sr. alcalde ordenó que se les notificara el nombramiento para su conocimiento.
[1] Medida de longitud equivalente a 835 mm. y 9 décimas.